Nosotros al vino le pedimos que además de seducir, convenza, por eso somos los más grandes defensores de las catas a ciegas. Pero no todos los vinos son capaces de enfrentarse y salir airosos de este tipo de retos.

Al San Salvador 2018 le pedimos que plantara cara a dos desafíos a la vez, el primero el de enfrentarse a sí mismo con dos años de diferencia, el segundo, enfrentarse a su hermano menor al que también le dimos un tiempo considerable de reposo.

Superó la prueba con matrícula de honor así que si pincháis en el enlace de abajo podréis encontrar los motivos por los que no deberéis tener ninguna duda cuando os lo encontréis en la carta de un restaurante o cuándo queráis hacer un regalo por el que queráis ser recordados.