El vino conecta con lo sensorial y lo abstracto. A través de los sentidos provoca sensaciones que a su vez estimulan la parte subjetiva y emocional del cerebro, la parte más intangible y desconocida de la mente humana.

La imaginación unida a la magia del vino sin perder en ningún instante su realidad, los pies sobre la tierra, la mente curiosa y las emociones libres, así se crean las historias del vino.

Reflexiones, trayectorias, introspecciones… ¿Te gustan las historias?