Los vinos de velo de flor se producen mediante un proceso de elaboración particular, bajo una capa de levaduras, conocida como «flor», que se forma en la superficie del vino durante su crianza, es este caso, un año en una tinaja de 1.000 litros.
El que elaboran los hermanos López Orozco en La Manchuela, es un vino que en nariz es muy intenso y largo, con capacidad de transportarte a muchos lugares, y que en boca, despliega sabores a fruta blanca y salinidad mineral.
Elegante y seco, te transporta al terreno con volumen que llena la boca y buena acidez que la refresca. Un vino que llevado a la mesa, te permite llevar a cabo una gran variedad de maridajes difíciles, auténtico fondo de armario, muy disfrutable.
