Os invitamos a ser los primeros en conocer este inusual vino rosado, elaborado para reflejar el terruño de una parte muy particular de la Finca San Rafael, la del Meandro del Ebro.

Porque los vinos rosados también pueden -y deberían ser- expresión del territorio del que proceden, de la climatología que los ha hecho posible y de las manos que los han creado.

Un vino rosado nada convencional, serio, complejo y chispeantemente delicioso.