La familia formada por Diego y Carlos Fernández Prada llevan cultivando la vid desde principios del siglo pasado, por lo menos, pero no es hasta hace apenas 10 años que sus padres, Manuel y Ana, junto a su tío Pepe, consiguen hacer realidad su sueño de elaborar su propio vino.
Desde el 2008 hasta ahora han forjado una carrera en ascenso basada en un único principio matemático: cuidado de la viña = uva excepcional = vino de calidad.
Y todo proviene de un lugar: sus fincas.
Lee como paso a paso, uva a uva, esta increíble familia se ha labrado una incuestionable reputación siguiendo siendo, como ellos dicen, pequeños: