La amplia plantación de esta variedad en Argentina ha llevado a muchos a relacionar instintivamente esta uva con ese país americano, pero lo cierto es que procede del sur de Francia, donde tradicionalmente ha formado parte de muchos de los afamados vinos de Burdeos.
Originaria de la comarca de Cahors, hasta aquí viajó Rosalía Molina de Altolandon para atrapar su esencia y plantarla a 1.100 metros de altitud, en la extrema climatología de La Manchuela.
Aquí ha encontrado una expresión propia, he recreado su alma en un territorio espejo del de su procedencia. Por ello le rinden homenaje con su nombre L’Ame: El Alma