Impasible al paso del tiempo, con la paciencia infinita de quien se sabe joven y que se mantendrá joven durante muchos años, pero con esa sabia juventud que solo la indiferencia al envejecimiento otorga, su combinación de clasicismo con una moderna y liviana ligereza en la que la fruta demanda su innegable protagonismo, lo convierten en un vino poliédrico, que realza la cocina tradicional y también la moderna
No obstante en nuestra opinión, es un vino para jugar con aromas, contrastes y texturas, un vino para buscarle sus límites y no encontrárselos: