Tres de las variedades francesas más viajeras decidieron hacer de la Serranía de Ronda su casa porque en la pequeña finca encontraron la perfecta armonía entre hombre y tierra de la mano de un vitivinicultor visionario: Juan Manuel Vetas.
A 780 m de altitud, en una pequeña finca de tan sólo una hectárea, la bodega Vetas crea un vino destinado a vivir un largo recorrido, en el que las flores y la fruta te hacen olvidar su reposada crianza de 24 meses en barricas de roble francés de segundo año.