Elías López Montero fue capaz de adivinar el potencial vitivinícola que se encontraba inexplorado en tierras de La Mancha.
Junto con la Universidad de Castilla La Mancha iniciaron un proceso de estudios de suelo que tuvo como resultado un proyecto único, nunca antes realizado en esa comunidad, resultado de la unión perfecta de variedades con terruño.
A ese proyecto lo llamaron