La Niña de Cuenca

Una niña, hija y nieta de agricultores, salía a trabajar al campo con sus padres en un paraje de Cuenca. La niña creció pero la siguieron llamando «La Niña». Décadas más tarde, sus hijos Lorenzo y Valentín López Orozco fundan una bodega en el mismo lugar donde creció su madre y para homenajearla, deciden llamarla así: La Niña de Cuenca,

➡️ Elaboramos vinos diferentes, artesanales, alejados de la perfección, que buscan la armonía

➡️ En el nombre va implícito la exclusividad geográfica de ésta, algo de lo que estamos orgullosos: poder hacer vinos en la provincia de Cuenca

➡️ Valentín: No entiendo mi vida sin el campo. Ahora con la bodega,  es ver el ciclo cerrado, produzco mi propio vino

➡️ Lorenzo: Ver nacer un proyecto junto con tu hermano, en el que trabajas viñas que plantaron tus tatarabuelos, es de las cosas más bonitas que le pueden pasar a uno, ahora ya no trabajo, ahora me divierto

Te hacemos de guía

Ve directo a los vinos

En order de cata desde los mása recientemente catados:


Corría el año 2016 cuando los dos hermanos Lorenzo y Valentín se encuentran en el momento de recoger la herencia de sus padres y tienen que tomar una decisión sobre las viñas viejas que reciben como parte de dicho legado: Arrancar o no arrancar

Nos tocó plantearnos la difícil decisión de de arrancar las viñas viejas, menos productivas, o cultivarlas y darles un valor añadido que es producir vino de sus uvas.

Lo que comenzó con un intento de salvar nuestras viñas viejas, ahora se ha convertido en un proyecto de recuperación de variedades autóctonas, de parcelas propias.


Dos hermanos

Hemos crecido en el campo, jugando con piedras y sarmientos. Hemos llegado a casa con tierra en los bolsillos, los labios cortados por el frío y la cara quemada por el sol.

Valentín

Siempre he sido agricultor.

Desde que acabé el colegio, lo tenía claro, es lo que sé hacer, me gusta, y creo que eso es lo mas importante, no entiendo mi vida sin el campo. Ahora con la bodega, es ver el ciclo cerrado:

Produzco mi propio vino.

Lorenzo

He ejercido como veterinario durante diez años, pero la llamada de la tierra era demasiado fuerte para negarse.

Ver nacer un proyecto junto con tu hermano, en el que trabajas viñas que plantaron tus tatarabuelos, es de las cosas más bonitas que le pueden pasar a uno,

Ahora ya no trabajo, ahora me divierto.


La herencia recibida: Las Viñas

Tenemos 60 hectáreas en propiedad, de las cuales utilizamos 9 en la bodega para hacer los cuatro vinos que elaboramos en la actualidad. Realizamos una selección exhaustiva para buscar las mejores, que nos dan unas producciones limitadas teniendo la calidad como objetivo.

A las viñas heredadas cada año tratamos de incorporar parcelas viejas que están en venta, como este último año que hemos comprado 3 parcelas de bobal del año 1930.

Compramos por dos motivos, el primero es que somos conscientes de que existen pequeñas parcelas viejas que  están  condenadas a ser arrancadas, parcelas que son capaces de producir vinos inimaginables.

El segundo, por una afán de conservación de estas viñas, que son únicas, y que poseen un material genético que se perdería de no ser así.

Somos de un lugar donde para hablar nos miramos a la cara, donde las grietas de las manos son los galones del oficio y las arrugas y las canas se llevan con orgullo, donde la vida pasa despacio y las horas las dicta el sol, donde no contamos años, contamos vendimias.


Haciendo el vino

Y se cruzan con Diego Morcillo…

El influyente enólogo valenciano aparece en la vida de los hermanos López Orozco en el momento preciso:

A veces el destino te pone personas en el camino que te cambian la vida, y Diego es una de ellas. Siendo valenciano de nacimiento, acaba viviendo en Ledaña, nuestro pueblo. Le pedimos consejo antes de empezar y desde entonces es nuestro hermano mayor en este proyecto.

La importancia del barro

El barro se lleva utilizando en la elaboración de vino desde época romana…

Cerca de nuestro pueblo existe un yacimiento romano donde puedes encontrar restos de ánforas que se utilizaban para transportar y almacenar vino.

Más recientemente, en La Mancha era tradición la industria artesana del barro, y en la parte más fresca de cada casa, había siempre un par de tinajas donde cada familia hacía su propio vino y almacenaba su aceite. Con la llegada de la barrica, la industrialización de las bodegas y la aparición de la cooperativas, esto desapareció.

Ahora, nosotros utilizamos el barro, por dos cuestiones, la primera por coherencia con la historia y con el lugar donde estamos y tradición. Y la segunda por una cuestión técnica, el barro permite largas crianzas sin maquillar el vino por aromas ajenos a este, respetando la fruta.


Los vinos de La Niña de Cuenca

Pocas declaraciones de principios más contundentes he escuchado que la que os dejo a continuación:

Elaboramos vinos diferentes, artesanales, alejados de la perfección, que buscan la armonía para crear, con el tiempo y el paso de las añadas, un estilo propio.

Elaboran 7 vinos y con cada uno de ellos quieren expresar su tierra, quieren resumir todo lo que os han contado hasta ahora:

Inicial 2021 Velo de Flor: Perfumado, sabroso, elegante y muy gastronómico

Los vinos de velo de flor se producen mediante un proceso de crianza particular, comúnmente asociado con los vinos de Jerez y vinos de la región de Jura en Francia. Son vinos secos que se someten a una crianza bajo una capa de levaduras, conocida como «flor», que se forma en la superficie del vino durante su crianza.

Se vendimia toda la parcela a la vez, cuando la mayoría de variedades se encuentran en su punto óptimo de maduración. En bodega se realiza un prensado sin contacto con pieles. Hace fermentación alcohólica y maloláctica.

La crianza la realiza en una tinaja de 1.000 litros, dejando un espacio de aire entre la superficie del vino y la tapa para que nazca el velo de flor. Después un año en la tinaja, se embotella en septiembre del año 2022. Tras este paso se deja a afinar en botella otros 12 meses, saliendo al mercado en octubre del año 2023


LDNC 2020: La garnacha que estabas buscando

La garnacha, es una antigua variedad de uva que ha tenido una difusión significativa en varias regiones vinícolas del mundo. Aunque su origen exacto es un tema de debate, se cree que la garnacha es nativa de la región de Aragón en España. Desde su origen se ha difundido por toda Europa, destacando en el sur de Francia, donde es conocida como Grenache.

Este vino procede de una vieja parcela de garnacha en un 90% y un 10% de mezcla de otras uvas tintas y blancas. Debido a la edad de la parcela, su baja producción y a años de climatología adversa, como fueron los pedriscos de 2018 y 2019; 2020 fue el primer año que se pudo elaborar, siendo los hermanos conscientes de que no habrá vino todas las añadas.

La vendimia es manual en cajas de 15 kilogramos, nocturna y en dos pasadas, para recoger los frutos en su punto óptimo de maduración.

Fermenta y envejece 10 meses en tinajas de barro. Después, pasa 24 meses de afinado en la botella antes de salir al mercado. La producción de esta añada se limita a 630 botellas de 0,75 litros.


Rubatos 2016: Bobal Genuino

Vino de uvas procedentes de la parcela La Perilla, de 1.56 ha. de viña de la variedad Bobal, plantada en el año 1985.

La vendimia es manual en cajas de 15 kilogramos, nocturna y en dos pasadas, para recoger los frutos en su punto óptimo de maduración.

Fermenta en tinajas nuevas de barro de 1000 y 500 litros con levaduras propias de las uvas, envejeciendo dentro de éstas hasta una edad de 10 meses, momento en el cual se embotella permaneciendo en éstas un mínimo de tres meses antes de salir de bodega. La producción es limitada y cada botella va numerada.


Orovelo 2018: Albilla de Manchuela

Vino blanco procedente de uvas de la variedad Albilla de Manchuela, plantadas en el año 1940, en el límite geográfico entre Cuenca y Albacete. Diferente de otros albillos, ha estado casi extinguida, quedando toda la producción relegada a nuestra zona.

La recolección es a mano y durante la noche, en cajas de quince kilogramos. Tras una profunda selección de racimos en la bodega, estos son prensados; obteniendo de ellos el mosto flor. Éste se deposita dentro de tinajas de barro nuevas de 1000 litros para posterior fermentación. Durante este periodo y el de crianza, se realizan remontados periódicos.

Tras envejecerlo siete meses en tinaja, no se estabiliza y se filtra levemente antes de embotellar.


La Fille 2019: Shiraz de una única parcela

La uva Shiraz tiene sus raíces en la región de Ródano, Francia, donde se conoce como Syrah. Sin embargo, ha ganado gran popularidad en todo el mundo y es especialmente destacada en Australia, donde se la llama Shiraz.

Este vino procede de una parcela en el término municipal de Cenizate, Albacete; plantada por el padre de Valentín y Lorenzo en el año 2000, quien movido por la curiosidad y la admiración por esta uva francesa, decidió hacer un experimento.

La sorpresa fue la gran adaptación, atreviéndose a afirmar, que puede ser la mejor uva foránea adaptada en Manchuela, y donde ésta se expresa en todo su esplendor.

A diferencia de otros vinos de la misma uva, éste fermenta y envejece 12 meses en tinaja de barro, que, tras el embotellado, descansa un año en bodega donde se afina, hasta el momento óptimo de salir al mercado.


Ildania 2016: Bobal Indígena

Vino de uvas procedentes de dos parcelas de la variedad bobal plantadas entre los años 1945 y 1955.

La vendimia es manual y nocturna, donde la producción media es de 1.5 kilos por vid. Tras realizarse una selección de racimos, el 50% fermenta sin raspón, el 25% con raspón y el 25% restante se realiza maceración carbónica.

Todos los procesos se llevan a cabo dentro de tinajas nuevas de barro de 500 y 1000 litros aplicando una enología minimalista. Tras la fermentación, envejece lentamente dentro de las mismas tinajas hasta los 18 meses, momento en el cual se embotella, permaneciendo en botella un mínimo de cuatro meses antes de salir de bodega. La producción se limita a estas dos parcelas y cada botella va numerada.

Velvet & Stone 2017: Bobal Prestige Rosé

Vino rosado procedente de uvas de la variedad Bobal, de la parcela de nombre “Las Carboneras”, plantada en el año 1986.

Se realiza una selección de racimos en la propia viña. Conforme llegan a bodega, se introducen en una prensa vertical de baja carga, 300 – 400 kg por estrujado,
a baja presión, nunca superior a dos atmósferas. Con ellos obtenemos un mosto flor con un tono de color bajo, el cual se atenúa conforme avanza la crianza.

El mosto flor se vierte directamente en depósitos de barro con forma de huevo de 1000 litros. Dichos huevos han sido diseñados por nosotros y encargados a un maestro alfarero, el cual nos los fabricó en exclusiva para este vino. Fermenta dentro de ellos con sus propias levaduras, para envejecer con sus lías hasta los seis meses, momento en el que se embotella. Producción limitada

¿Cuándo fue la última vez que probaste un vino, que la piel se erizó tanto que te faltó el aire, tu corazón se aceleró y sonreíste plenamente?


© Mara Funes Rivas – Inicialmente publicado en Mayo 2019 – Actualizado en Septiembre 2024

2 comentarios en “La Niña de Cuenca

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