➡️ Naturaleza, tradición histórica y arte se ensamblan armoniosamente en el aire que se respira
➡️ Un proyecto integral que defiende la supervivencia de este mágico entorno mediante el establecimiento de una relación equilibrada entre población y naturaleza, promoviendo la diversificación de la riqueza, fomentando un desarrollo económico y humano sostenible para de esta manera luchar contra la despoblación de la zona
➡️ Las variedades autóctonas son la esencia de nuestra singularidad. Es lo que refleja la verdadera expresión de nuestros paisajes
Existe un paisaje excepcionalmente hermoso -y desgraciadamente bastante desconocido- al sur de la provincia de Salamanca: la Sierra de Francia. Aquí se encuentran parajes únicos por cuya singularidad, belleza y riqueza biológica han recibido el reconocimiento de su declaración como Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia, Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia así como su integración en la Red Natura 2000.
En este enclave privilegiado, donde se disfruta de un microclima propio y muy propicio para el cultivo de la vid, crecen los viñedos con los que se elaboran los vinos Perahigos.

Adentrémonos en esta comarca, flanqueada por 6 conjuntos histórico-artísticos, y hagamos parada en Miranda del Castañar, Garcibuey y Sotoserrano, pequeñas poblaciones fundadas en los siglos XII, XIII y en época pre-romana respectivamente, que comparten una gran biodiversidad pero que difieren en sus tipos de suelos, conformando un paisaje similar, pero caracterizado por una flora adaptada a cada uno de ellos.
Miranda se asienta sobre una loma desde cuya cima vigila el castillo, con recinto amurallado, que aún conserva sus cuatro puertas. En este municipio encontraremos La Casona, parte integrante del proyecto global de Perahigos, que en el futuro albergará las acciones de formación y educación ambiental, así como las acciones relacionadas con el enoturismo.
Se trata de una edificación rehabilitada, que data de 1898, y que fue construida por el General Pando (último general que regresara de la Guerra de Cuba) para retirarse de su vida militar.
Sotoserrano se caracteriza por ser el municipio con origen más antiguo de los tres donde se han encontrado vestigios de un asentamiento pre-romano de origen celta, Vetón. Aquí y en Miranda es donde se localiza el mayor porcentaje de superficie de viñedo de Perahigos.

Garcibuey fue fundado en el proceso de repoblación de la época de Alfonso IX de León y completa el escenario donde se desarrollan las actividades de este proyecto, es además el emplazamiento donde se ubica la bodega de elaboración y guarda.
Naturaleza, tradición histórica y arte se ensamblan armoniosamente en el aire que se respira.
Y puesto que ya conocemos el dónde, vayamos al cuándo y al porqué
La idea de crear Perahigos parte de los hermanos Ambrosio y Antonio Iglesias, apoyados incondicionalmente por sus esposas Mercedes y Carmen y aunque actualmente desarrollan sus vidas en un sector distinto a la viticultura, su conexión con el campo, el viñedo y la elaboración de vinos, la llevan en su sangre desde muy pequeños, ya que en casa siempre elaboraron vinos.
Con el paso del tiempo, además de mantener vivo ese vínculo, y compartiendo la preocupación por el abandono rural, la falta de oportunidades laborales en el entorno y el consecuente deterioro de la comarca, se liaron la manta a la cabeza y fundaron Perahigos.
La bodega como tal se crea en 2015 como un proyecto integral que defiende la supervivencia de este mágico entorno con el objetivo de conservar el ecosistema mediante el establecimiento de una relación equilibrada entre población y naturaleza, promoviendo la diversificación de la riqueza, fomentando un desarrollo económico y humano sostenible para de esta manera luchar contra la despoblación de la zona.

La viña que los enamoró y que sirvió de semilla
En la Sierra de Francia se ha elaborado vino desde tiempos inmemoriales, prueba de ello son los numerosos lagares rupestres que existen dispersos por muchos de los pueblos de la zona.
Desgraciadamente y como en muchas otras zonas de la península, muchas viñas estaban siendo abandonadas, las personas mayores ya no podían físicamente ocuparse de ellas y no se producía el necesario relevo generacional.
Gradualmente fueron adquiriendo más viñedos de diversa edad hasta llegar a las 29 Ha actuales. Todos están registrados dentro del territorio delimitado por la D.O.P. (Denominación de Origen Protegida) Sierra de Salamanca, aunque no todas las variedades estén amparadas por ella.
Como ya indicamos anteriormente, están situados principalmente en los pueblos de Sotoserrano y Miranda del Castañar, a entre los 400 y los 800 m de altitud.

El viñedo, integrado totalmente en el paisaje, se cultiva en bancales, de forma tradicional, con técnicas que se encuadran dentro de una viticultura ecológica, sin uso de herbicidas ni insecticidas, en parcelas pequeñas, separadas entre ellas y rodeadas de vegetación que las protege y disfrutando del microclima de la Sierra de Francia especialmente favorable para el cultivo de la vid: clima mediterráneo, húmedo, con influencia de vientos atlánticos.
La diversidad de sus suelos, con un carácter ácido, le confiere una identidad particular. Suelos arenosos procedentes de roca granítica que dan vinos largos y elegantes en la zona de Miranda del Castañar, y suelos arcillosos procedentes de pizarras que proporcionan una mayor estructura y mineralidad a los vinos, donde se localizan los viñedos de Sotoserrano y Garcibuey.
Las variedades plantadas son las tradicionales y autóctonas de la Sierra de Francia: Rufete, Aragonés (Tempranillo), Calabrés (Garnacha tinta) y Rufete Blanco fundamentalmente, aunque también se cuenta con otras variedades autóctonas de la provincia de Salamanca con gran potencial enológico, como es el caso de la Bruñal.
Las variedades autóctonas son la esencia de nuestra singularidad. Es lo que refleja la verdadera expresión de nuestros paisajes y lo que está más estrechamente ligado al legado de nuestros ancestros y nuestras tradiciones. Son el resultado de la adaptación y la compleja evolución de la naturaleza para expresarse en estrecha colaboración con las condiciones que la rodean.

Los hermanos Iglesias apuestan porque sus vinos se empiecen a gestar en el propio viñedo manteniendo un estricto control del rendimiento de las cepas, con el objetivo de obtener poca producción, pero a partir de unas uvas de gran calidad.
Se vendimia de forma manual, en cajas, seleccionando las parcelas en su momento óptimo de madurez, y se elabora de forma natural respetando las características de suelo, clima y variedades.
Y llegamos al vino
Elaboran todos sus vinos partiendo de viñedos tratados en ecológico, cuya certificación está en proceso de tramitación.
Se cuida al máximo el medio en el que están enclavados, controlando el rendimiento que consideran necesario para el correcto desarrollo de las plantas y la obtención de la calidad pretendida de la uva, no sobrepasando en ningún caso los 2 kg por cepa, y minimizándolo hasta 1 kg por cepa dependiendo del destino de cada vino.

Cada vino procede de una o varias parcelas puesto que las superficies medias de viñedo existentes en la Sierra de Francia no suelen llegar a la hectárea, con lo que es complicado obtener en general, de una sola parcela, la materia prima necesaria para elaborar cada referencia.
Las variedades se vinifican por separado, en pequeños depósitos de acero inoxidable de 6.400 l de capacidad, en los que se controla en todo momento la temperatura.
La tecnología -si se puede considerar así- se reserva únicamente al control de las temperaturas durante la fermentación y estabilización. El resto de los procesos son totalmente artesanales o semiartesanales
Nuestros Pueblos y Nuestros Protagonistas
Desde el principio tuvieron muy claro el número de referencias iniciales con las que querían salir al mercado, así como los estándares de calidad que se querían ofrecer al público.
Y en coherencia con esa búsqueda constante por ofrecer un producto que refleje su orgullo de procedencia, recientemente han acometido una reorganización de sus cinco vinos con la intención de reflejar con ella el concepto de pertenencia a su tierra:
Fundamentalmente es un homenaje constante a la tierra que nos vio crecer, a su cultura, a sus tradiciones y a sus gentes que son nuestros compañeros de vida, nuestros familiares, nuestros amigos y nuestros vecinos.

Los tintos: Nuestros Pueblos
Los tres vinos tintos que nacen de este proyecto, completan una serie denominada Nuestros Pueblos, en clara referencia a los tres municipios vinculados a su producción y elaboración.
Sotoserrano (ver Soto) y Miranda del Castañar (ver Miranda) acaparan la mayor parte de la producción de sus 29 Ha., mientras que Garcibuey (ver Garcibuey) acoge a la bodega y a la casa familiar.
Sus etiquetas evocan un tipo de bordado tradicional de los pueblos de la Sierra de Francia:

El primer vino en ver la luz fue el Perahigos 2015, que actualmente ha cambiado su imagen y su nombre, pasando a llamarse
GARCIBUEY
Es un tinto con madera, con entre 6 y 12 meses de reposo en barricas nuevas de roble francés, compuesto por un 50% de Rufete y un 50% de Aragonés (Tempranillo) (DOP Sierra de Salamanca).

Soto de Perahigos 2016 fue el siguiente vino, que también ha pasado por un reciente cambio de imagen y ahora se llama únicamente
SOTO
Es un vino tinto sin paso por barrica, elaborado con un 50% Rufete y 50% Aragonés (Tempranillo) (DOP Sierra de Salamanca)

También de la añada 2016 el Miranda de Perahigos estaba destinado a una más larga crianza, y como sus hermanos, cambió de imagen y perdió el apellido para llamarse simplemente
40% Rufete, 40% Aragonés (Tempranillo) y 20% Bruñal, entre 12 y 18 meses de reposo en barricas nuevas de roble francés (VT Castilla y León)
El blanco y el rosado: Nuestros Protagonistas
El blanco y el rosado, que conforman la serie Nuestros Protagonistas, son un homenaje a Salamanca, su cultura y sus gentes, haciendo visibles y convirtiendo en embajadores de ella a El Sátiro y a El Astronauta, dos iconos que todo turista que visita la monumental ciudad está obligado a buscar en la fachada de la catedral.
Su primer vino blanco fue el Blanco 2015 y posteriormente salió a la luz el Blanco 2016, que recientemente ha actualizado su imagen, formato y nombre, convirtiéndose en El Sátiro, en referencia a uno de los iconos de la fachada de la catedral de Salamanca.

BLANCO 2015
Rufete Blanco y un mínimo porcentaje de Puesta en Cruz, con menos de 12 meses de barrica nueva de roble francés y crianza con sus propias lías (VT Castilla y León)
Rufete Blanco y un mínimo porcentaje de Puesta en Cruz, con menos de 12 meses de barrica nueva de roble francés y crianza con sus propias lías (VT Castilla y León)

EL SÁTIRO
100% Rufete Blanco con menos de 12 meses de barrica nueva de roble francés y crianza en sus propias lías (VT Castilla y León)

Y del año 2017 es la primera edición del Rosa de Perahigos que también ha pasado por un cambio de imagen, formato y nombre, para convertirse en su siguiente añada 2018, en
EL ASTRONAUTA
Un vino rosado sin paso por barrica 100% Rufete
Se trata de dos figuras anacrónicas, esculpidas en la fachada de nuestra catedral nueva, la catedral de la Asunción de la Virgen, monumento que data de los s. XVI y XVII y que está realizada, como casi todos los monumentos históricos de nuestra ciudad, en la emblemática piedra de Villamayor. Hay una sencilla historia detrás de estas figuras, pero la obviaremos para que continúe el misterio.
Con los pies en el hoy y la mirada en el mañana
Perahigos es una bodega joven, con tan sólo cinco años de recorrido desde el inicio del proyecto y que por lo tanto se encuentra todavía en fase de consolidación:
Estamos todavía en un periodo de definición, en fase de investigación y desarrollo de productos, de mejora de procesos y de calidad, que creemos debe ser una tarea constante. Vamos hacia un crecimiento constante, pero contenido, manteniendo el carácter artesanal de nuestra bodega.
Y es esa resolución irrenunciable por el binomio calidad-origen lo que les está llevando a tener una excelente acogida por parte de los consumidores. Afirman que su crecimiento en cuanto a clientes ha sido constante a lo largo de estos cinco años, afianzándose desde el principio en su zona de producción, la Sierra de Francia, y expandiéndose de forma lenta, pero segura, hacia el resto de la provincia y la capital:
Nuestros vinos están siendo muy bien recibidos por la hostelería salmantina y ellos los hacen llegar hasta un variopinto público que les visita desde todas las partes del mundo. Es algo por lo que estamos muy agradecidos.

Comparten con la mayoría de elaboradores la preocupación por el descenso drástico en el consumo del vino que pasó de una media superior a los 30 l por habitante y año, hasta los actuales 10-12 l por habitante y año. No obstante son optimistas:
Parece que hay una estabilización y quizá un pequeño repunte en el que nos está ayudando el impulso de la nueva hostelería.
El vino y la comida forman una pareja maravillosa que debemos mantener y fomentar, siempre con responsabilidad. Pero hay vinos perfectos para degustar en solitario y capaces de llenar de sensaciones por sí solos muchos momentos de nuestros consumidores.
En VinObjetivo aplaudimos esta visión serena y asentada firmemente en su tierra y la calidad de los vinos que nacen de ella:
Deseamos que nuestros vinos se conviertan en el vino de referencia de la denominación de origen y en uno de los vinos de referencia de la provincia de Salamanca. Creemos que estamos en ese camino y hacia él dirigimos nuestros esfuerzos.

© Mara Funes Rivas – Marzo 2020
2 comentarios en “Perahigos: pertenencia a su tierra”