➡️ En el año 2003 mi Romualdo Maldonado recupera una viña de apenas una hectárea y empezamos a hacer vinos sin tener ni idea. ¡No sabía que nos iba a cambiar la vida!
➡️ Nuestra prioridad es crecer en calidad, no en volumen. Nuestra ambición es llegar a ser el vino tinto segoviano de referencia
➡️ No podemos competir con las grandes bodegas a nivel de instalaciones y arquitectura, pero en lo que se refiere a capacidad divulgativa, entretenimiento y pasión por el mundo del vino, somos imbatibles
➡️ El futuro es prometedor y pasa por el reconocimiento cada vez mayor de la propia DOP Valtiendas a la que pertenece Navaltallar
Nos reunimos con Alejandro Costa, gallego de nacimiento pero segoviano de espíritu y sentimiento, e imagen visible de Bodegas Navaltallar. Queremos que nos cuente la historia del nacimiento de uno de los proyectos más interesantes con los que nos hemos encontrado este año.

Navalilla: tierra de pinares
Para ubicar Bodegas Navaltallar nos tenemos que trasladar a la localidad de Navalilla, a muy pocos metros del río Duratón en la provincia de Segovia. Allí, concretamente en la cuenca del rio Duero, se inició este proyecto, tan cerca de la denominación de origen Ribera del Duero, que de hecho alguna de las viñas se llegan a tocar.
Navalilla es tierra de pinares, un paisaje que da un matiz distinto al fruto de las viñas.
Es una zona en la que en casi todos los pueblos había viña y el vino se elaboraba en el lagar familiar.
Pertenecemos a la D.O.P. Valtiendas, literalmente rodeada por la DO Ribera del Duero, pero con una altitud media de 920 metros frente a los 780 de nuestros vecinos del Duero. De hecho, Valtiendas es la denominación de origen con la altitud media alta de toda Europa.
Alejandro Costa

Pero en Navalilla el suelo es de canto rodado en el subsuelo y de arena y arcilla en la superficie, precisamente lo contrario a la zona más extensa de Valtiendas. Por todo ello, Navaltallar es un proyecto diferenciado dentro de esta denominación de origen.
De hecho, en 2004, momento de la fundación D.O.P. Valtiendas, Navaltallar no formaba parte de ella.
En el año 2009 se inician las gestiones para solicitar el ingreso en la D.O.P. Valtiendas y no fue un proceso fácil. Se realizaron estudios de suelo y clima que demostraron la calidad de la zona, y finalmente, en el año 2010, se consigue que Bruselas acepte la incorporación de los pueblos de la ribera sur del Duratón, donde nos encontramos nosotros.
La casualidad marca sus inicios
Navaltallar es un proyecto que nace casi de casualidad:
«Mi mujer y yo nunca habíamos pensado en dedicarnos a esto, fue casi sin querer, aunque sí que es verdad que en todos los pueblos del Duero siempre había habido viñedo, y mi familia en Galicia, cultivaba viña como se hacía antaño«.
El germen de Bodegas Navaltallar se planta en 2003, fruto del interés de Romualdo Maldonado -suegro de Alejandro Costa- por recuperar la tradición vitivinícola en el municipio de Navalilla. Según las crónicas de Castilla, el Rey Alfonso VII, impulsor de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, mandaba a buscar vino a Navalilla inicios del siglo XII.
En el año 2003 mi suegro se encuentra con una viña de 0,8 ha y nos lía. Empezamos a hacer vinos sin tener ni idea. ¡No sabía que nos iba a cambiar la vida!
Aquí las familias habían cultivado sus pequeñas viñas a la manera tradicional, cogían su uva y la llevaban al lagar comunitario. Rufino, el padre de Romualdo, elaboraba por separado su propia uva. El fue quien le transmitió a Romualdo su pasión por la viña.

Dos años después de estos inicios son conscientes del lío en el que se han metido, y por ello Sara, mujer de Alejandro, deja de trabajar y regresa a la universidad para cursar el Máster de Enología y Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid.
Yo no soy enólogo, yo hago vino tinto en Castilla y León. Mi formación son las 18 vendimias que llevo encima, lo que he aprendido de la gente a mi alrededor y el estudio por mi cuenta de todo lo que ha caído en mis manos.
Volvamos al campo, donde empezó todo
Elaboran 8,5 ha de viñedo de la variedad tempranillo plantado por ellos, pero además traen uva de otros viticultores para de este modo contribuir al mantenimiento del viñedo en la DOP. No tienen intención de plantar más, a lo sumo cogerían más viña de viticultores mayores que no tienen relevo generacional, comprándola o arrendándola.
Las viñas están equipadas con sistema de regadío que en situaciones de extrema sequedad permite el mantenimiento de la producción. Practican una viticultura sostenible y ecológica y aunque no están certificados como tal, no descartan hacerlo en el futuro.
El clima es continental, con marcadas diferencias de temperatura. Esto tiene como consecuencia que el envero se produce a mediados de agosto, factor determinante para el perfil de vinos de Navaltallar, que también explica porqué son los últimos en vendimiar en Valtiendas:

La vid cuando respira, consume el ácido tartárico de las uvas. Las noches son frías, la planta lo nota y hace que su metabolismo vaya más despacio para protegerse del frío, «respiran despacio por la noche».
Mis vinos tienen mucho color y apenas necesitamos corregir acidez.
Este clima además ayuda a la maduración fenólica: por la mañana hace mucho calor lo cual acelera el metabolismo de la planta «para recuperar el tiempo perdido por la noche, la savia corre con fuerza», aportando gran cantidad de polifenoles.
El resultado: una fruta con una acidez muy equilibrada y un color muy potente.
Las personas
Desde que hace 5 años el suegro e instigador de este proyecto Don Romualdo, falleciera con 92 años tras una vida plena, quedan a los mandos de la bodega Alejandro Costa y su mujer, Sara. También participan de la toma decisiones sus cuñados Antonio y José Luis.
Sara se ocupa de la administración, la tesorería y dirección financiera, y la representación ante instituciones.
Alejandro se encarga prácticamente de todo lo demás, aunque se mantiene activo profesionalmente en actividades bancarias y de finanzas, que lo obligan a vivir a caballo entre Madrid y Navalilla:
Navaltallar es un proyecto familiar con una implicación personal muy fuerte. Contamos con la asesoría de un enólogo pero yo controlo todos los procesos, desde la vendimia hasta el embotellado y comercialización. Yo estoy siempre en primera línea.

Y a lo mejor os preguntáis ¿cómo llegó Alejandro al vino?
Yo soy gallego de origen y desde que me acuerdo ha habido vino a mi alrededor. En casa de mi abuela había viña, emparrada como se hace allí, así que ya desde chaval, con 14/15 años, ayudaba en vendimia. El campo siempre me ha gustado.
Cuentan con un empleado fijo en plantilla que cuida la viña y se ocupa de tareas en bodega con apoyo de temporeros en épocas de poda y vendimia.
Acompañamos a Alejandro del campo a la bodega
Y por el camino nos va contando sobre sus vinos y su trayectoria.
¿Recuerdas tu primera vendimia en Navalilla?
La primera vendimia fue muy escasa en cantidad pero de gran calidad. Se produjo en 2005 y la primera botella de la marca Navaltallar se vende a finales de 2007. Desde entonces se han conseguido recuperar 8 Ha de viñedo de las más de 300 que existían en el término municipal y la producción ha ido creciendo hasta alcanzar los 36.000 kg al año, todos ellos de la variedad tempranillo.

Habéis recorrido un largo camino desde entonces ¿verdad?
Pues sí, ahora casi parece mentira.
En el 2007 ya era una cosa muy grande y supimos que había que profesionalizarse, así que iniciamos la construcción de una nueva bodega, más grande, pero sin dejar la antigua.
En el año 2009 finalizamos la construcción de la nueva bodega, con capacidad para producir hasta 300.000 litros anuales de vino. Ese mismo año se aceleran los trámites de ampliación de la D.O.P Valtiendas para cubrir la margen izquierda del río Duratón hasta el término de Navalilla.
¿Cómo definirías vuestra filosofía de elaboración?
Elaboramos tres líneas de vino por lo que me hago un plan de vendimia combinando kilos de cada terruño para no tener que tocar nada en bodega, no toda la uva es apta para un gran crianza pero sí para un buen joven o roble. Cuando la viña era muy joven llegamos a hacer rosado.
¿Cuántos vinos hacéis y cómo surgieron?
Navaltallar es la marca más importante pero no debo olvidarme de que en la bodega pequeña elaboramos vinos para viticultores que no tienen bodega.
No obstante las dos líneas principales son las que dedicamos a exportación por un lado: Spirit of the Bull en asociación con nuestro importador en EE.UU., y por el otro los vinos Navaltallar propiamente dichos (joven, roble y crianza), que son el núcleo de nuestra actividad.
Aparte de estas tres líneas, elaboramos 24.000 l al año para el grupo Peninsula que terminan la crianza y se embotellan en Bodegas Fontana de Cuenca.
En total procesamos 65.000 kg/uva al año.

¿Qué lugar ocupa la tecnología en vuestra elaboración?
El suficiente para nuestro tamaño, producción y control del vino. Vamos invirtiendo en renovación de equipos y barricas pero nuestra intención no es crecer en cantidad sino en calidad y siempre con nuestro sello.
Ahora mismo estamos comprando una etiquetadora, embotelladora y una encapsuladora. Es una bodega moderna.
¿A qué vinos dedicáis vuestra inversión en barricas?
Las barricas nuevas, tanto de roble francés como americano, van a Navaltallar Crianza y a Spirit of the Bull, para el que apartamos las mejores. Para el joven y el roble utilizamos barrica usada de segundo o tercer año.
¿Tenéis en mente algún otro vino?
Mi plan de vida es retirarme en cuanto pueda de mis otras actividades para dedicarme a tiempo total a la viña. No tengo intención de crecer pero sí de hacer cosas nuevas: fudre, tinajas de barro…
Los vinos de Navaltallar catados por VinObjetivo
Alcance
¿Van los vinos que elaboráis dirigidos a un tipo de cliente determinado?
Los vinos Navaltallar van a nichos diferentes, es algo buscado, nos demandan los tres vinos. El joven y roble tienen más rotación en distribución, y los crianzas son más demandados tanto en bodega como en el canal online.
El año 2011 fue el de la mayoría de edad para la bodega. Su Roble 16 2007 fue encumbrado como el mejor vino tinto segoviano según la Guía de Vinos de Mundo de Castilla y León. Asimismo, la Guía Repsol le otorgó 91 puntos, reconocimiento reservado para los grandes vinos. En comparación con el año 2008 la cifra de ventas se multiplicó por ocho al acceder a distribución profesionalizada en Segovia, Galicia e Islas Canarias. En total de la marca Navaltallar estamos vendiendo 12-15 mil botellas al año.
Los Spirit of the Bull sólo se venden en EEUU: 112$/botella. Nos supone una fuente de ingresos muy importante porque nos proporciona una liquidez inmediata. Y si bien es cierto que la pandemia paralizó mucho la exportación ahora se está reactivando. La marca Navaltallar tiene más presencia en el mercado nacional.

Referentes del eno-turismo en la comarca
Ofrecéis a vuestros visitantes un curso de introducción a la viticultura, la enología y la cata ¿Cómo se os ocurrió?
Nuestra bodega no es especialmente bonita pero es funcional, nueva y con espacio para gente lo que nos permite mostrar todo el proceso de elaboración. Además llevamos a los visitantes a la viña, algo que casi nadie hace. Muy pocos elaboradores te muestran cómo se hace el vino, ni cómo se traslada al vino lo que has visto en el campo.
«Me gusta compartir mi pasión, comunicar mi chaladura y bueno, además he sido profesor durante mucho tiempo»
El curso está orientado a los amantes del mundo del vino. Durante hora y media recorremos los aspectos más importantes de estos tres pilares, tanto en la viña como en bodega, con el objetivo de que al final de la visita, los asistentes puedan identificar de dónde proceden los aromas y los sabores que después encontrarán en la copa.
No podemos competir con las grandes bodegas a nivel de instalaciones y arquitectura, pero en lo que se refiere a capacidad divulgativa, entretenimiento y pasión por el mundo del vino, somos imbatibles.

Trayectoria, una mirada al pasado, una proyección al futuro
¿Cómo ves el recorrido desde vuestros inicios?
Llevamos 19 años desde que empezamos y probablemente los 14 primeros arrepintiéndonos. Una vez superada la crisis iniciada en el 2008, durante la que nos tuvimos que plantear seriamente el cierre de la bodega, decidimos diversificar las líneas de negocio. Aprendes para sobrevivir.
Ahora estamos en un momento muy dulce, en el 2014 no me lo hubiera podido imaginar, poder subir sueldos, poder invertir un poquito…
Mientras nosotros nos veamos con fuerza, esto va a seguir creciendo, no rapidísimo pero sí de una manera constante.
Veremos lo que pasa con la siguiente generación, pero nos veo creciendo de una forma orgánica y sana, haciendo cada vez mejores vinos, cuidando más la marca, las redes sociales …
Yo creo que es indudable que los vinos de Segovia están recibiendo más atención que nunca antes ¿A qué creéis que es debido?
En Segovia hemos hecho un trabajo excelente. Antiguamente algunas personas tenía una percepción de los vinos segovianos como rústicos y nosotros hemos trabajado mucho para revertir esa percepción. Hemos pasado de ser unos perfectos desconocidos, a que la DOP Valtiendas sirva de referencia para muchos segovianos.
Lo normal es no ser profeta en tu tierra, pero cuando la gente ve que lo que haces es bueno, el segoviano, orgulloso de su tierra, lo quiere mostrar. Generalmente no invertimos en publicidad directa, pero sí podemos patrocinar con vino, eventos, dar catas … Además, a Segovia viene mucha gente de Madrid, por lo que Navaltallar también va llegando a Madrid.

¿Qué más te gustaría añadir a modo de conclusión de este bonito encuentro?
El futuro es prometedor y pasa por el reconocimiento cada vez mayor de la propia DOP Valtiendas a la que pertenece Navaltallar. Lo que es seguro es que todavía queda mucho camino por recorrer y que se hará con mucha ilusión, pero también con mucho esfuerzo.
Y más concretamente, nuestro deseo es llegar a ser el vino tinto segoviano de referencia, que cuando alguien piense en vino y Segovia, que el nombre que le venga a la cabeza sea el de Navaltallar.
© Mara Funes Rivas – Junio 2022