
- Bodega: Petra Vinos de Autor
- D.O./Origen: Corral de Almaguer y Lillo (Toledo)
- Variedad: 100% Viognier
- Elaboración: Vendimia manual con selección en viñedo de los mejores racimos. Parte del mosto fermenta en barrica y la otra parte en depósito de acero inoxidable junto a sus lías
- Crianza: Crianza combinada de 8 meses con un 60% del vino que fermentó en barrica y un 40% del vino que fermentó en depósito de acero inoxidable
- Graduación: 13%
- Fecha de cata a ciegas: 1 de marzo de 2021
Información de interés: Petra Vinos de Autor es un proyecto familiar que crece del amor por la tradición del vino. Vinos que nacen entre Castilla la Mancha y Valencia, fruto de una vendimia manual y la elección de los mejores racimos disponibles en el estado preciso de maduración.
Apreciación: Tanto la botella como la etiqueta son sorprendentes y nada habituales, destacarán en lineal o estantería, así que objetivo cumplido.
El vino tiene color amarillo pálido con reflejos verdosos de lima-limón. Brillante y muy limpio.
La nariz se inicia con pinceladas florales de pétalos blancos y la carnosidad de la fruta de hueso y tropical, el melocotón y los lichis. Gradualmente va adquiriendo complejidad en forma de notas minerales, frescura balsámica y los aromas de la crianza como los frutos secos y las especias dulces (canela, vainilla) afloran pero no avasallan, se hacen notar pero siempre de manera equilibrada.
Una nariz muy limpia que integra sus numerosos matices con armonía.
En boca tiene una entrada fresca pero suave, con una acidez equilibrada que te hace salivar y un elegante toque amargo a final de recorrido.
Tiene muy buena estructura y persistencia, es sabroso, de tacto carnoso y fácil de beber. La madera está presente pero en todo momento integrada con el resto de sabores.
Valoración global y recomendación de consumo: El vino Pataliebre 2019 ha sido una agradable sorpresa. Aunque en un primer momento destaca la presencia de la barrica, se va equilibrando progresivamente y mostrando una bonita armonía entre sus características más directas, con la fruta de hueso a la cabeza y las más complejas personificadas en las flores y los toques minerales por poner un par de ejemplos.
Esa armonía, junto con su delicioso sabor, su fresca acidez y su cuerpo y persistencia, lo convierten en un vino que está tan rico consumido sin comida como con ella, de hecho, realzaría muchos y diferentes platos, desde pescados blancos y azules, hasta las carnes blancas, pasando por todas las verduras, las legumbres, las aves de granja e incluso la caza menor.
©Mara Funes Rivas – Marzo 2021