Matalospardos 2018 Vino de Paraje: racial y complejo, sin perder nunca equilibrio

  • Bodega: Bodegas Peique
  • Origen: Valtuille de Abajo – D.O. Bierzo
  • Variedad/es: 100% Mencía de viñas viejas
  • Elaboración y crianza: Vendimia manual. Pisado tradicional de 1/3 de la uva y aportación de 2/3 de uva despalillada. Fermentación espontánea durante 15 días en barricas abiertas de roble francés de 500 litros
  • Graduación: 14%
  • Fecha de cata: Cata a ciegas llevada a cabo el 20 de septiembre de 2022

Información de interés: Vino de Paraje Bierzo procedente de un viñedo plantado hace 80 años sobre suelo de arcilla con piedra y cantos rodados, en el paraje conocido como Matalospardos. Se encuentra a unos 550 metros de altitud y la orientación es este y oeste.


Apreciación: Percibimos que el diseño de presentación del vino persigue transmitir la idea de singularidad, de unicidad, como único y singular es el paraje del que proviene. Y lo hace uniendo los conceptos de tradición, antigüedad y pertenencia, con la elección del papel, la fuente tipográfica del título y la botella.

El vino tiene bonito e intenso color rojo picota, con capa media – alta.

En nariz destacan en primer lugar las notas oscuras: fruta negra, pimienta negra y el bosque atlántico y umbrío. Se abre a los recuerdos a carne roja (hemoglobina), la fruta roja y unas flores azules muy bien definidas.

La aireación hace que aflore la frescura balsámica del eucalipto, que crece sobre tierra mojada, que en profundidad esconde mineralidad férrica y de pizarra. Notas medicinales, cera y barnices aportan curiosos matices a esta nariz compleja, aromática y equilibrada.

En boca tiene buen ataque, con materia pero frescura. Sabe a naranja sanguina, fruta roja en licor y un punto verde muy medido que le da garra, raza.

La estructura es correcta, tiene finura en el paso y una acidez equilibrada que te invita a seguir bebiendo.

Valoración global y recomendación de consumo

El Matalospardos 2018 es un vino elegante, que crece en copa y que nos provoca curiosidad por ver su evolución. Es racial en el sentido de orgullo por su origen, lo que lo hace un vino distinguible, uno de esos vinos que hay que probar.

Es un vino que combina impecablemente finura y personalidad, y por ello, puede acompañar un amplio espectro de platos, especialmente ahora que las temperaturas empiezan a bajar. Muy sabroso con verduras y legumbres, con sopas, cremas, platos de cuchara y estofados, subrayará la calidad de carnes de granja, realzará carnes rojas y caza menor, y simplemente con un buen plato de embutidos y quesos, proporcionará muchos momentos de placer.

© Mara Funes Rivas – Septiembre 2022


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