Beâtum Blanco 2020: honesto, bien integrado y sabroso

  • Bodega: Goyo García Viadero
  • Origen: Finca el Dobro, Valle de Liébana (Cantabria)
  • Variedad/es: 100% Palomino Fino de viñas centenarias
  • Elaboración y crianza: Fermenta junto a sus hollejos con los que se mantiene hasta el final del proceso. Se llevan a cabo bazuqueos durante la fermentación y realiza fermentación maloláctica
  • Graduación: 13,5º
  • Fecha de cata: Cata a ciegas llevada a cabo el 09/06/2021

Información de interés: Estas cepas centenarias crecen en suelos de canto rodado, pizarra y arena. En cuanto a la elaboración, reseñar que al no añadírsele sulfitos la maceración se tiene que limitar a un máximo de 10 días


Apreciación: Goyo varía ligeramente el estilo de sus etiquetas cuando se trata de sus vinos cántabros, especialmente la tipografía. De esta manera consigue que se reconozcan como suyos pero se observe esa sutil diferencia que nos lleva a Cantabria.

El vino tiene un atractivo color amarillo dorado ambarino, con la turbidez esperada en un vino que se ha mantenido en contacto con sus pieles hasta el final del proceso y no ha sido filtrado.

Inicialmente tímido en nariz, sus primeros pasos nos traen la piel de diversas frutas como la naranja, la manzana y la ciruela. A medida que se va desperezando la piel pasa a ser pulpa de nísperos y cítricos suaves como el pomelo. La dulzura del melocotón en almíbar contrasta con el toque especiado de la nuez moscada, envueltos en la untuosidad de la almendra amarga y los anacardos.

Es un vino limpio, fragante y seductor cuando se abre, que forma capas de aromas en armonía, con un fondo de laca, pétalos de flores secas y su infusión y chispas de fósforo, capas que sin embargo, no tapan ni esconden la fruta.

En boca entra fresco, con paso elegante pero con cuerpo. Sabe a cereal tostado y cítricos con sensación salina y ricos amargos. Final persistente, tanino marcado y pincelada oxidativa en el postgusto.

Valoración global y recomendación de consumo

El vino Beâtum Blanco 2020, un vino honesto, limpio, bien integrado y sabroso. Sorprende y hay que aplaudir su acidez en boca teniendo en cuenta la variedad, es sin duda una atractiva apuesta de vino natural.

Siendo un vino blanco con gran acidez pero con la estructura y el aplomo que aportan la elaboración junto a los hollejos, lo convierten en un vino marcadamente gastronómico.

Necesita de platos que lo confronten, que lo desafíen, desde el amplio espectro de comidas especiadas, tanto nacionales como internacionales (cualquier elaboración con pimentón, guindilla, azafrán o jengibre) a aves de granja, caza menor y carnes, pero su acidez le permite adaptarse a la perfección al pescado, sobre todo al horno y en salsas tipo pil-pil y ahumados.

©Mara Funes Rivas – Julio 2021


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