
- Bodega: Altolandon
- Origen: Landete (Cuenca) – D.O.P. Manchuela
- Variedad/es: Ensamblaje de Bobal y Syrah. El viñedo a partir del cual se elabora este vino está cultivado en ecológico
- Elaboración: Elaboración vegana, no se utilizan productos de origen animal en ningún momento del proceso y con mínima intervención
- Crianza: Crianza mixta tinaja + barrica
- Graduación: 14%
- Fecha de cata: Cata a ciegas llevada a cabo el 20 de septiembre de 2022
Información de interés: Este vino representa un homenaje a la tierra de Cuenca y sus paisajes, y a la fusión del clima mediterráneo y continental que los hacen posibles. Y lo hace a través de una vinificación, respetuosa con la tradición, de las uvas que proceden de suelos arcillosos con base calcárea
Apreciación: Nos encantan los nuevos diseños de etiquetas de Altolandon, caracterizados por una vibrante explosión de colores y unos trazos gruesos muy expresivos. Éste es particularmente encantador por su manera en la que representa a la ciudad de Cuenca y la vida que transcurre en ella.
El vino presenta color rojo violáceo con reflejos amoratados y capa alta. Perfectamente acorde con su edad.
En nariz despliega potencia, con fruta negra golosa y su piel, junto con higos. Cambia de tercio con pétalos azules e intensidad cosmética, seguida por la pimienta negra, el dulce de regaliz y la cera.
La aireación le trae aires de juventud, con frutillos del bosque y la fruta roja que recuerda a un vino joven pero envuelto en notas de crianza en barrica y recuerdos de barro sobre fondo de licor de cereza. Chispeante, curioso.
En boca tiene una entrada amable, con estructura y volumen medios y tanino cremoso y presente. Da sensación de uva muy sana
Destacan los sabores botánicos alpinos, la fruta madura, las hierbas aromáticas y en especial el laurel, pero también el pan tostado y la raíz de regaliz. Bien ensamblado, tiene final de azafrán y pimentón ahumado, con marcados amargos y buena persistencia.
Valoración global y recomendación de consumo
El Cuéncame 2020 es un vino con dos caras, una muy joven y vibrante, y otra más seria y potente de barrica y fruta negra. Arranca jovial y va ganando complejidad que inevitablemente lleva a la complicación.
Es un vino diferente, al igual que lo es su origen, elaboración y crianza. Por ello y por sus dos caras, reflejo de sus dos uvas y sus dos crianzas, puede ser al mismo tiempo un vino de copeo y un vino de mesa, mantel y cubiertos. Muy disfrutable en barra con tapas, chacinas y casquería, acompañará con elegancia potajes, estofados y asados. Un viaje por Cuenca sin salir de tu casa, de tu bar habitual o del restaurante dominical.
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© Mara Funes Rivas – Noviembre 2022