➡️ Te proponemos viajar en el tiempo desde los años 80 hasta casi el 2020 de la mano de 7 mujeres. Descubre cómo ha cambiado este fascinante mundo desde una perspectiva diferente
No todos los días tiene una la suerte de poder reunir en un mismo espacio virtual a 7 grandes mujeres que tienen mucho que ver con la situación actual en la que se encuentra el mundo del vino, que en mi sincera opinión está viviendo un momento muy positivo y creativo.

Hoy estoy aquí para hablar de, pero sobre todo con, estas 7 mujeres que viven el vino desde posiciones muy diversas, algunas lo viven en el campo, otras en la bodega y otras en el despacho de gestión, pero en algún momento todas ellas han estado en la posición de las otras y saben lo que es la lucha en cada uno de esos ámbitos.
Os las voy a presentar:
- Carmen Enciso de Bodegas Valenciso
- Clara Verheij de Bodegas Bentomiz
- Ana Martínez Bujanda de Bodegas Valdemar
- Rocío Áspera de Bodega de Forlong
- Adriana Ulibarri de Bodega del Abad
- Rosalía Molina de Altolandon
- Xulia Mar Bande Pivida de Son de Arriero
Con este grupo de mujeres hemos integrado el norte con el sur, el este con el oeste, edades muy variadas y diferentes orígenes ¡y hasta nacionalidades!
Queríamos observar el devenir del sector del vino en las últimas décadas desde su perspectiva, que no es mejor ni peor, pero que creo que puede aportar matices importantes.

Los años 80: las pioneras
Xulia Bande: Yo empecé en el 88 con mi propio proyecto vendiendo sólo la uva, pero ya estaba haciendo ensayos de vinificación, buscando el vino que quería hacer.
En aquella época había muchas mujeres en el campo, trabajando las viñas como aporte económico familiar, pero siempre a la sombra de sus maridos, sus padres y trabajando sin sueldo ni seguro.
Carmen Enciso: Mis comienzos fueron muy diferentes a los de Xulia. Yo entré a trabajar en una gran bodega por un contrato de sustitución, más en el terreno comercial que en enología.
Tuve la suerte de que mi primer jefe fuera, un hombre con formación internacional y muy viajado. Quiso formar un equipo para sacar adelante la bodega que compró, nos dejó trabajar en un marco amplio y nos apoyó para conseguir el objetivo.

Los años 90: un pie en el pasado y otro en el futuro
Clara Verheij: Yo soy holandesa de origen (Utrecht) y empecé a hacer vino como aficionada en 1995. La verdad es que se veían muy pocas mujeres y los viticultores me miraban con poca confianza pero realmente no he tenido problemas
Sí que es cierto que todavía había mucho desconocimiento y superstición, como que las mujeres con la regla no debían entrar en una bodega porque el vino se estropeaba.

Fotografía de Bosco
Ana Martínez Bujanda: Aunque he vivido la viña desde niña, entré a formar parte de la bodega a finales de los años 90, entonces era un mundo muy masculino.
Pero pasados todos estos años me quedo con lo positivo y es que hoy en día hay muchas más mujeres en él, grandes mujeres que están haciendo cosas increíbles.

Rosalía Molina: Mi marido y compañero en esta aventura y yo plantamos nuestra primera viña en el año 1998 y empezamos a hacer el vino en casa quitando muebles para poner barricas
Cuando empecé había algunas mujeres a las cuales veía como ejemplo, grandes profesionales que han marcado historia en el mundo del vino ¿Se veían? Se veían como hijas de, o sucesoras de …, no como emprendedoras.

El cambio de siglo trae un cambio de percepción
Las últimas de estas siete mujeres en incorporarse a este maravilloso mundo, fueron Adriana Ulibarri de Bodega del Abad y Rocío Áspera de Bodega de Forlong.
A través de sus experiencias podemos comprobar el cambio en la percepción del papel de la mujer en el sector del vino
Rocío Áspera: En el año 2007 mi padre compra la finca denominada “El olivar de Forlón”, y en ella plantó una hectárea de viñedo. La uva pasó tres años antes de convertirse en vino. En 2009 hicimos la primera vendimia y fermentamos nuestros mostos de manera familiar
Tras mis estudios de Enología tuve la oportunidad de realizar las prácticas en Bodegas Luis Pérez y allí sí que me encontré con mujeres: Fátima Pérez y Araceli Moliner. Ellas mismas me hicieron sentir cómoda en esta profesión, al igual que el equipo de trabajo que allí teníamos, no eran para nada machistas, más bien todo lo contrario.

Adriana Ulibarri: Llevo toda la vida ligada al viñedo por mi familia, pero profesionalmente llevo trabajando en el sector 10 años. Entré casi por casualidad, en mi familia necesitaban de mi conocimiento en finanzas, me picó el gusanillo y me enganché.
En el campo siempre es todo más complicado, la verdad. Pero si el negocio les interesa, te tragan (risas). En cuanto a los colegas que te encuentras a la hora de comercializar el vino, no he tenido ningún problema, pienso que entre nosotros entendemos muy bien los avatares del oficio, siempre que se puede se ayuda.

¿Te han dicho alguna vez: Tú de esto no sabes?
Encontraréis respuestas de toda índole porque lo hermoso de estas mujeres es su personalidad, su carácter y sobre todo la actitud positiva que se respira en todas sus respuestas, su gran fuerza y su fe ciega en sus posibilidades:
Xulia: Al empezar me encontré con un mundo de hombres en el que en esa época era imposible entrar. Me lo pusieron bien difícil, me sentía como un bicho raro. Pero afortunadamente, los colegas, cuando vieron el vino que hacía me trataron con absoluto respeto

Rosalía: ¡Una y mil! Y las que quedan… Al trabajar con mi marido, se ha visto, para casi todos los de fuera, que era un trabajo que realizaba él, aunque no fuera así.
Pero también de esto se aprende y se fortalece una. He tenido que pelear y he tenido que gastar y malgastar muchas palabras en intentar demostrar lo que otros no necesitan demostrar. Finalmente la conclusión es que solo hay una cosa que hacer y es dejar que el vino hable por sí solo.

Adriana: Claro, pero es que todos hemos tenido que ir aprendiendo. Eso lo llevo, también hoy en día, sin problema alguno.
No obstante nunca me he peleado, porque no me lo permito, pero sí tienes que ser muy insistente y vehemente cuando expones tu proyecto. En este sentido, no puedo decir si más o menos que un hombre porque no lo puedo vivir en primera persona.

Clara: Me he encontrado con compradores/importadores con poca confianza en mis conocimientos, viniendo de Holanda, siendo mujer y eso.
Pero no me he tenido que pelear porque como soy la propietaria de la empresa, hago lo que yo quiero y lo que a mí me parece bien. Los que están conmigo, perfecto. Los que no estén de acuerdo, se quedan fuera.

Rocío: Me he encontrado con todo tipo de personas, gente que ven que eres mujer joven y te rebajan, con comentarios del tipo, “donde está el enólogo” o una vez probado los vinos “quien es el dueño o la persona que se encarga de los vinos”.

Carmen: He tenido que demostrar propuestas o decisiones que si propone un hombre no generan tantas dudas, asuntos que prefieren tratar con hombres y te ignoran, el no reconocimiento de esas situaciones…

Ana: Reitero que me quedo con lo positivo. Creo que las mujeres aportamos como te decía una visión nueva y nuevas formas de entender las distintas profesiones y trabajos que enriquece lo anterior.

A por los próximos 40 años: el futuro es trabajar juntos y ya lo estamos haciendo
Rosalía: A día de hoy tenemos un equipo de gente joven donde trabajan en el campo tanto los hombres como sus mujeres.
Adriana: Hoy somos más y con más visibilidad.
Carmen: Afortunadamente está cambiando la mentalidad o quizá sea mi impresión después de tantos años de experiencia.
Ana: Tenemos que aprender a trabajar juntos y unir nuestras cualidades y fuerzas.
Rocío: El equipo de trabajo que tenemos nunca ha mostrado ningún tipo de menosprecio hacia mí o alguna de las chicas que han trabajado con nosotros, más bien al contrario.
Clara: Las cosas han cambiado mucho desde que empecé, ahora me siento rodeada de mujeres en mi profesión

¡Muchas gracias por vuestro tiempo y por compartir vuestras experiencias!
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©Mara Funes Rivas – Mayo 2019
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